Santa Amalia fue una mártir cristiana que vivió en el siglo IV en la ciudad de Nicomedia, en Asia Menor (actual Turquía). Según la tradición cristiana, Amalia era una joven de gran belleza que rechazó las propuestas de matrimonio de un gobernador romano llamado Sisinnio, quien la intentó seducir con promesas de riquezas y poder.
Amalia se mantuvo firme en su fe cristiana y se negó a renunciar a sus creencias, por lo que Sisinnio la entregó a las autoridades romanas para que fuera torturada y ejecutada. A pesar de los tormentos a los que fue sometida, Amalia se mantuvo fiel a su fe y finalmente fue decapitada.
Santa Amalia es considerada una de las mártires cristianas más veneradas y su martirio se conmemora el 10 de julio en el calendario litúrgico de la Iglesia Católica. Su historia ha sido transmitida a lo largo de los siglos como un ejemplo de valentía, fidelidad y resistencia ante la persecución religiosa.
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